Contratar a un procurador: ¿Cuáles son sus funciones y cuándo recurrir a él?

Tareas y funciones de los procuradores

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Si necesitas apoyo jurídico, es importante seleccionar al profesional adecuado para obtener un buen asesoramiento o defensa. En esta situación, una de las principales preguntas que suelen surgir es saber cuál es la diferencia entre un abogado y un procurador y cuándo se debe acudir a uno u otro.

¿Qué diferencias exiten entre un procurador y un abogado?

Resulta esencial conocer cuáles son las principales diferencias entre las funciones que realizan los procuradores y los abogados. Por un lado, el abogado se encarga de defender a su cliente, mientras que el procurador trata de representarlo, cotejando todos los documentos y notificaciones. En este sentido, los procuradores pueden representar a sus clientes en los juzgados en caso que sea necesario.

Sin embargo, los dos profesionales tienen unas funciones y sus tareas no pueden sustituirse o intercambiarse. Por ejemplo, los procuradores no pueden interrrogar a los testigos o sacar conclusiones y los abogados no pueden suplir la ausencia del procurador en una vista en representación del cliente.

Si necesitas representación legal, puedes buscar procuradores en Madrid o en otra provincia para poder tratar una gran variedad de asuntos jurídicos y legales.

El procurador: Conoce más sobre él

Un procurador es un profesional licenciado en Derecho y especializado en Derecho Procesal que tiene la función de representar a los clientes en los juzgados. Su tarea es recibir y entregar las comunicaciones judiciales al abogado y, del mismo modo, presentar los documentos del abogado al juzgado.

Se encargan, por tanto, de agilizar los tramites judiciales y representar a una de las partes. La firma del procurador en un escrito presentado ante el juzgado equivale a la firma de la parte que lo designa.

Generalmente, resulta obligatorio disponer de un procurador en todos los procedimientos de la jurisdicción civil. Las principales excepciones son aquellos casos en los que se reclamen menos de 2.000€ en juicios orales o cuando se solicite la adopción de medidas cautelares urgentes.

En los procesos penales, en caso de presentar una querella o denuncia, se debe acudir a un procurador especializado. Si somos el denunciante, solo será necesario si queremos intervenir en el caso como perjudicado.




Por el contrario, si somos la parte denunciada, según el artículo 784 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, solo será necesario un procurador para un juicio oral. A su vez, tampoco será necesaria la intervención de un procurador en los procedimientos laborales.

Sin embargo, ser deberá contar con un procurador en la vía contencioso-administrativa. Es decir, al presentar un pleito contra la Administración y cuando la cuantía del juicio supere los 30.000€ o se desarrolle ante un órgano colegiado. Por ejemplo, aquellos compuestos por varios jueces o magistrados.

Funciones de los procuradores

Las principales funciones que realizan los procuradores en los tribunales son las siguientes:

  • Representar procesalmente a litigantes en juzgados y tribunales.
  • Administrar poderes y tratar directamente con los clientes para obtener los documentos necesarios para la tramitación del apoderamiento electrónico o acompañar al cliente al juzgado.
  • Solicitar fondos o facturas directamente a los clientes.
  • Administrar y pagar las tasas judiciales y los depósitos de las distintas apelaciones.
  • Recibir y reenviar notificaciones.
  • Computar los plazos y vencimientos.
  • Presentar y elaborar escritos.
  • Tramitar oficios, mandamientos y exhortos por delegación del órgano judicial.
  • Publicar edictos y comunicados oficiales en los Boletines Oficiales, periódicos, etc.
  • Diligencias de notificación, emplazamiento y citación a la parte contraria por encargo del cliente y delegación del Juzgado.
  • Realizar todas las gestiones necesarias para el correcto desarrollo de los procedimientos judiciales.

Como conclusión, los abogados y procuradores trabajan en conjunto para manejar cualquier asunto legal de un cliente. Ya sea de forma particular o en representación de una empresa en los juzgados.

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